"No
andes difundiendo calumnias entre tu pueblo sino reprende con
franqueza a tu prójimo para que no sufras las consecuencias de su
pecado." Levítico
19:16-17
El chisme
malicioso derrama su veneno en tres sentidos: agravia al que habla,
al que escucha y a la persona que es objeto de la acusación. Sea
cierto o falso, la Palabra de Dios nos prohibe difundirlo. La
reputación del pueblo de Dios debiera ser muy preciada a nuestra
vista y debemos considerar una vergüenza ser ayudantes del diablo en
la deshonra de la iglesia y del nombre del Señor. Algunas lenguas
necesitan un freno y no una espuela, porque gran cantidad de personas
se enorgullecen de tirar abajo a sus hermanos como si eso los elevara
a ellos.
Sem
y Jafet, los hijos de Noé, sabiamente¨tomaron un manto...y
cubrieron la desnudez de su padre Génesis 9:23 pero Cam hizo un
comentario sobre la desnudez de su padre y se ganó una terrible
maldición. Quizas nosotros también debamos enfrentar un día negro,
uno en el que apreciaríamos que nuestra familia en Cristo guardara
silencio. Por tanto, brindemos el mismo beneficio a quienes lo
necesitan en este momento. Que esta sea nuestra regla familiar y
nuestra promesa personal: ¨No hablar mal de nadie¨ Tito 3:2. No
obstante, el Espíritu Santo nos permite criticar el pecado pero
indica exactamente cómo debemos hacerlo. Debemos reprender al
hermano de frente y no hacer comentarios a sus espaldas. Este útil
método trae la bendición de Dios y es mas fraternal, mas semejante
a Cristo y más poderoso. Nuestra carne no querrá proceder de esta
forma, pero debemos considerar el mayor estrés que se genera sobre
nuestra conciencia si nos negamos a hacer lo correcto. Al ignorar el
problema, permitimos que nuestro amigo continúe en el pecado, y
entonces nos convertimos en participantes del mismo.
Las
advertencias oportunas, sabias y afectuosas por parte de pastores y
amigos fieles han salvado a muchas personas de la vergonzosa
pecaminosidad. El mismo Señor Jesucristo nos ha dejado un excelente
ejemplo lleno de gracia, para saber cómo tratar con amigos que caen
en el error. Podemos ver su advertencia a Pedro en cuanto a su
jactanciosa declaración de apoyo, que fue precedida de oración y
dicha con amabilidad.
—Charles
Spurgeon
Del devocional "Vuelvan a mi" | Día 85
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