Introducción:
En esta serie de entradas escribiré
sobre el evangelio, sobre lo que el evangelio implica, sobre que
elementos están en juego acerca de Dios, el hombre y la obra de
Cristo. Cuando hablamos del evangelio es necesario aclarar que nos
referimos al mensaje especifico que los pecadores necesitan escuchar
para ser reconciliados con Dios por medio del obrar del Espíritu
Santo, lo que comprende: su condición caída, la
necesidad de ser reconciliados por Dios lo cual es solo a través de
Cristo y que es evidenciado en la obra de Cristo en la Cruz como
sacrificio para que el pecado del hombre sea perdonado (Rom. 3:24-26)
y que la Justicia de Dios sea satisfecha allí en la cruz (nuestros
pecados cargados por Cristo en la Cruz recibiendo el castigo que
merecíamos -Isa. 53:5-10-) y que al hombre a través de la fe en su
sangre le sea imputada la justicia de Cristo (es decir,contada como
propia del hombre -Fil. 3:9-) para así poder estar delante de la
presencia de Dios por la eternidad ya que nuestro pecado fue
castigado en la cruz y así ninguno de sus atributos como su santidad
y su justicia sean jamás ofendidos por nuestro pecado. Una necesaria
aclaración es que cuando hablamos del evangelio no estamos hablando
del caminar en la vida cristiana sino del comienzo de esa vida
cristiana (el cual siempre tendrá presente el evangelio), al
referirnos al evangelio hablamos específicamente del mensaje a
proclamar para que las personas se arrepientan y se conviertan a
Dios, por otro lado cuando hablamos del andar del cristiano no
estamos hablando del mensaje del evangelio sino que estamos
refiriéndonos al proceso de santificación del que ya ha creído en
el evangelio, es decir, del que ya es cristiano, del que ya ha nacido
de nuevo, entonces ahora prosigamos con los elementos que el
evangelio proclama, en primer lugar escribiré sobre el
arrepentimiento.
I. La necesidad del arrepentimiento
El hombre necesita manifestar el
arrepentimiento y fe en Cristo ante Dios para así reconciliarse con
él, ahora primeramente vamos a analizar el arrepentimiento,
dejaremos la fe y el objeto de esta fe (Cristo) para la siguiente
entrada, prosigamos con el arrepentimiento ¿qué tan
desesperadamente lo necesitamos? ¿cuál es nuestra condición? ¿de
qué necesitamos arrepentirnos? ¿qué hemos hechos que ofende a Dios
y a su santidad y justicia? Repacemos la condición del hombre
delante de Dios y así podremos ver claramente como al estar lejos de
él y su verdad lo hemos ofendido continuamente y gravemente con
nuestro pecado.
Vemos a través de las Escrituras la
realidad es que el hombre esta separado de Dios, ya que:
No hay ni uno justo y nadie nunca busca
a Dios (Rom. 3:10-11) y que todos pecamos y estamos destituidos de
la gloria de Dios (Rom. 3:23), ningún hombre puede negar esta
realidad sobre si mismo.
Ahora para ahondar en esta realidad del
hombre delante de Dios notemos esta serie de descripciones que se
hacen en las cartas a las diferentes iglesias remarcando en cada caso
lo que los cristianos eramos previo a recibir el perdón y la
misericordia de Dios, es decir, cuando estabamos lejos de él:
- Eramos extraños, enemigos y necesitábamos reconciliarnos con Dios a través de Cristo (Col. 1:21, Rom. 5:10).
- Eramos desobedientes a Dios (Rom. 11:30).
- Servíamos a otros que por naturaleza no eran dioses ( Gal. 4:8).
- Seguíamos la corriente de este mundo, como los hijos de desobediencia (Efe. 2:2).
- Vivimos en los deseos de la carne siendo por ellos hijos de ira como los demás (Efe. 2:3).
- Estábamos lejos de Cristo (Efe. 2:13).
- Eramos tinieblas (Efe. 5:8).
- Andábamos en fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que son idolatría estando bajo la ira que es para los hijos de desobediencia (Col. 3:5-7).
- Éramos insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. (Tit. 3:3).
- No eramos pueblo ni habíamos alcanzado misericordia (1 Pe. 2:10).
Esta
es la realidad del hombre cuando esta lejos de Dios, así
mismo en la
Palabra de Dios vemos
la consecuencia inevitable para el corazón
no arrepentido... su justo castigo:
“Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios” Romanos 2:5
Como
vemos en esta serie de versículos
queda claro que alguien que ha nacido de nuevo, que ha tenido un
arrepentimiento genuino y a depositado su fe en Cristo era sin lugar
a dudas como cada uno de estos versos los
describe (ya que es Dios mismo a través
de su Palabra dando este veredicto no palabras de hombres)
y que aquel que no ha tenido un verdadero arrepentimiento entonces
aún
esta caminando de esta manera hacia su propia condenación,
no hay de ninguna manera un lugar “neutral” entre estos dos
estados o soy redimido y reconciliado por la sangre de Cristo o
soy un hijo de desobediencia y estoy acumulando ira para el día
de la justa ira
de Dios.
No
hay duda alguna por el testimonio de la Escritura al describirnos que
el hombre necesita desesperadamente arrepentirse de su condición
y reconciliarse con Dios, hemos caminado mucho y lejos de Dios y en
cada paso en cada momento hemos pecado en
cada una de las formas y conductas que
leíamos
recién,
con cada
pecado nos
hemos alejados o
nos estamos
alejándonos
cada vez más de
Dios si es que todavía no nos hemos
arrepentido.
Pero
cuando hablamos de la necesidad del
arrepentimiento del hombre para reconciliarse con Dios, es
importante remarcar que no lo
manifestamos superficialmente como
un “paso” para “ir al cielo” diciendo
“has esto (arrepentirte) e iras al cielo”,
no estamos hablando de obtener un “ticket
o boleto” para acceder a un “beneficio” que en este caso es el
cielo, ni tampoco que es una
puerta como diciendo “¿ves esta puerta con el letrero
arrepentimiento? Solo debes entrar por ella y verás
como llegas al cielo” ¡No! No hermanos, no
lector, estamos hablando de la necesidad
del hombre de arrepentirse de
su pecado, de
este caminar deleitándose
en ellos y
con los cuales ha
ofendido terriblemente a un Dios santo (Ap.
4:2), justo (Isa.
30:18), misericordioso (Sal.
86:15), bondadoso
(Sal. 25:8) y
fiel (Dt. 7:9),
Aquel que es también
todopoderoso (Apo. 4:2),
omnisciente
(He. 4:13),
soberano (Dn. 4:35),
y que es amor (1 Jn. 4:17) a
este Dios hemos ofendido, de este misericordioso
Dios hemos huido, nos hemos alejado, de este Dios hemos ignorado su
consejo, hemos rechazado el
caminar en sus preceptos, con este Dios misericordioso debemos
reconciliarnos, y
una de las faltas con las
cuales lo hemos rechazado una y otra vez, es
el estar y vivir alejados de el sin temor alguno,
tal vez lees esto y piensas “yo no le he ofendido, de hecho he
tratado de ser una buena persona aun mientras no caminaba en su
consejo o
mientras estoy considerando el seguirlo o no”
bueno hay
un problema con ese pensamiento, el caminar no tan mal y con toda
nuestra buena intención
según nuestro propio
parecer pero
lejos de él,
no es mas que rechazarlo, ya que nosotros decidimos ser nuestros
propios señores y hemos despreciado su consejo al hacerlo o
incluso no hemos querido
ni siquiera conocer su consejo sabiendo
que estaba disponible para nosotros, al
tomar un camino basado en nuestra propia sabiduría
caminamos por un sendero en el cual nos
alejamos más
y más de él y nunca lo buscamos, lo hemos
rechazado y por esto debemos arrepentirnos ya que nunca
lo honramos con
nuestras vidas, porque solo
una vida lo honrará
al comenzar con un genuino
arrepentimiento y fe en la sangre derramada en la cruz por su hijo
Jesucristo. Es necesario arrepentirnos
por nuestros pecados y buscar a Dios.
Un llamado expresado una y otra vez
hacia los pecadores
Vemos en la Biblia como este mensaje se
repite una y otra vez para que el hombre se reconcilie con Dios,
vemos como Juan el bautista lo proclama preparando el camino a la
venida de Cristo:
“y diciendo (Juan el bautista): Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.” Mateo 3:2
Cristo al comenzar su ministerio lo
proclamaba de la misma manera:
“Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.” Mateo 4:11
También
lo refleja así
Marcos
1:15, y
en
Lucas 13:1-5 encontramos no solo este llamado al arrepentimiento sino
que también la consecuencia de no hacerlo ya que unos pensaban que
otros eran mas pecadores que ellos pero Jesús les responde “Os
digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.”
(v.
5)
teniendo
cercano el reino de Dios y la eternidad que todo hombre enfrentara
sin excepción Cristo mismo les decía arrepiéntanse. Al dejar a sus
discípulos Cristo les encomendó este llamado para
hacerlo
a
todos los hombres,
podemos verlo en
Lucas 24:46-47:
“y les dijo (Jesús): Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.”
Teniendo
este claro mandato de parte de Cristo podemos corroborar la
obediencia de los apóstoles a quienes le fue encomendada esta tarea a
través
de las hojas del libro de
Hechos siendo Pedro
quien le dio este mensaje a los que lo escuchaban en su primer
discurso retratado en Hechos 2:14-42 notemos que el final de su
mensaje fue el mismo que el de
Juan el bautista y el de Cristo “arrepentios” (v.38)
Pedro les había expuesto su condición a este pueblo rebelde, las
profecías cumplidas en Cristo, les había
mostrado la realidad de sus pecados y como se habían apartado de Dios
de tal manera que sus corazones se compungieron y preguntaron: ¿qué
haremos? (v.37) Pedro
respondió “arrepentíos”,
así mismo Pablo ante un publico, un pueblo totalmente ajeno a Dios
ajeno al concepto del pecado y la ofensa que el pecado provocaba
a este Dios del que Pablo predicaba, podríamos decir que es aun más
fuerte el llamado ya que luego de describir a un Dios que estos
oyentes no conocían las palabras de Pablo para ellos fueron:
“Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan” Hch. 17:30
Hermanos
y lectores es claro la necesidad del hombre de responder ante este
llamado de parte de Dios, noten en este ultimo versículo aún
para los que no conocían a Dios el llamado es realizado con mas
ímpetu que a los hebreos a los que les
hablo Pedro, “Dios manda que se
arrepientan” dijo Pablo, es
Dios mismo demandado arrepentimiento del hombre. Esta
necesidad
de arrepentimiento del hombre es
urgente.
Ya
para terminar esta entrada sobre el arrepentimiento quiero dirigirme
a los lectores tanto hermanos
en Cristo como a quienes
aún no se
han acercado
a Dios al momento de leer estas palabras:
Si
tú lector por obra de Dios estas leyendo este articulo sin antes
conocer a Dios o la realidad que Su Palabra expresa sobre el hombre,
pero que has sido impactado por estas verdades expuestas, no mis
palabras sino la Palabra revelada de Dios en la Biblia acerca
del hombre, si esta verdad te ha
mostrado tu
condición
delante de Él
de manera que no la puedes
negar, quiero decirte algo, Dios no esta haciendo esto para
condenarte sino que lo esta haciendo para que te vuelvas a Él, para
que dejes esta carga pesaba de ganarte su favor para
llegar a él, Cristo mismo dice que
vengas a él
con todas tus cargas que el dará
descanso a tu alma ( Mat. 11:28) si te
vuelves a
Cristo si te diriges a él no te hechará
fuera (Jn. 6:37) no necesitas reformarte o mejorarte en alguna manera
antes de ir a él,
Dios solo
te pide que
los hagas con un corazón contrito y humillado ya que si lo haces de
esta manera no te rechazara (Sal. 51:17)
deposita tu fe en la verdad de que Cristo pago por tus pecados y que
siendo aun pecador el murió
por ti
(Rom. 5:8) y que
por este
sacrificio dice su Palabra y nunca más
se acordara de tus pecados (Heb. 10:16-19) arrepientete y deposita tu
fe en Cristo, este
es el tiempo, he aquí el día de salvación (2 Co. 6:2) si esta
realidad te produce tristeza no te preocupes ya
que es de parte de Dios para salvación
no te lamentes por ello ya que es la
tristeza del mundo la que produce
muerte no la que proviene de Dios (2Co. 7:2),
una vez más
te digo arrepientete y confía en Cristo.
Y
si ustedes
hermanos
en Cristo son quienes
han visto esta realidad expresada en estos textos, aquellos
quienes por obra del Espíritu Santo ya
han visto esta necesidad de
arrepentimiento
en sus propias vidas y ya han
depositado su fe en Cristo, en la sangre que lava todos nuestos
pecados hemos sido crucificados y
resucitados
juntamente con el (Rom. 6:6, Efe 2:5-6)
quiero decirte especialmnte
que esta realidad expuesta, tal vez una visión
mas profunda del arrepentimiento
de la que conocias, no
es para condenarte nuevamente sino para que puedas ver aun mas
claramente de donde te ha rescatado Dios, para que puedas valorar más
este perdón, expresar
más
gratitud, hablar más de este perdón
y que por
esta maravillosa obra de gracia de
Dios en ti le des la gloria solo a él
con cada palabra y cada cosa que hagas en esta vida y puedas vivir
piadosamente una vida que le agrade a Dios cada día
más.
Dios
los bendiga.
gustavo
Morel
En
la próxima entrada como dije al principio escribiré sobre la fe y el
objeto de esa fe, Cristo, también es importante aclarar que la fe y
el arrepentimiento son claves para reconciliarnos
con Dios y son de una igual importancia no es que uno sea mas
importante que el otro sino que a trávez
de ambos somos reconciliados con
Dios en Cristo.
Que bueno que te as decidido a trabajar en esta serie, que Dios te bendiga y te siga usando hno Gus.
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