martes, 26 de mayo de 2015

Exponiendo el Evangelio: I. La necesidad del arrepentimiento



Introducción:

En esta serie de entradas escribiré sobre el evangelio, sobre lo que el evangelio implica, sobre que elementos están en juego acerca de Dios, el hombre y la obra de Cristo. Cuando hablamos del evangelio es necesario aclarar que nos referimos al mensaje especifico que los pecadores necesitan escuchar para ser reconciliados con Dios por medio del obrar del Espíritu Santo, lo que comprende: su condición caída, la necesidad de ser reconciliados por Dios lo cual es solo a través de Cristo y que es evidenciado en la obra de Cristo en la Cruz como sacrificio para que el pecado del hombre sea perdonado (Rom. 3:24-26) y que la Justicia de Dios sea satisfecha allí en la cruz (nuestros pecados cargados por Cristo en la Cruz recibiendo el castigo que merecíamos -Isa. 53:5-10-) y que al hombre a través de la fe en su sangre le sea imputada la justicia de Cristo (es decir,contada como propia del hombre -Fil. 3:9-) para así poder estar delante de la presencia de Dios por la eternidad ya que nuestro pecado fue castigado en la cruz y así ninguno de sus atributos como su santidad y su justicia sean jamás ofendidos por nuestro pecado. Una necesaria aclaración es que cuando hablamos del evangelio no estamos hablando del caminar en la vida cristiana sino del comienzo de esa vida cristiana (el cual siempre tendrá presente el evangelio), al referirnos al evangelio hablamos específicamente del mensaje a proclamar para que las personas se arrepientan y se conviertan a Dios, por otro lado cuando hablamos del andar del cristiano no estamos hablando del mensaje del evangelio sino que estamos refiriéndonos al proceso de santificación del que ya ha creído en el evangelio, es decir, del que ya es cristiano, del que ya ha nacido de nuevo, entonces ahora prosigamos con los elementos que el evangelio proclama, en primer lugar escribiré sobre el arrepentimiento.


I. La necesidad del arrepentimiento

El hombre necesita manifestar el arrepentimiento y fe en Cristo ante Dios para así reconciliarse con él, ahora primeramente vamos a analizar el arrepentimiento, dejaremos la fe y el objeto de esta fe (Cristo) para la siguiente entrada, prosigamos con el arrepentimiento ¿qué tan desesperadamente lo necesitamos? ¿cuál es nuestra condición? ¿de qué necesitamos arrepentirnos? ¿qué hemos hechos que ofende a Dios y a su santidad y justicia? Repacemos la condición del hombre delante de Dios y así podremos ver claramente como al estar lejos de él y su verdad lo hemos ofendido continuamente y gravemente con nuestro pecado.

Vemos a través de las Escrituras la realidad es que el hombre esta separado de Dios, ya que:

No hay ni uno justo y nadie nunca busca a Dios (Rom. 3:10-11) y que todos pecamos y estamos destituidos de la gloria de Dios (Rom. 3:23), ningún hombre puede negar esta realidad sobre si mismo.

Ahora para ahondar en esta realidad del hombre delante de Dios notemos esta serie de descripciones que se hacen en las cartas a las diferentes iglesias remarcando en cada caso lo que los cristianos eramos previo a recibir el perdón y la misericordia de Dios, es decir, cuando estabamos lejos de él:
  • Eramos extraños, enemigos y necesitábamos reconciliarnos con Dios a través de Cristo (Col. 1:21, Rom. 5:10).
  • Eramos desobedientes a Dios (Rom. 11:30).
  • Servíamos a otros que por naturaleza no eran dioses ( Gal. 4:8).
  • Seguíamos la corriente de este mundo, como los hijos de desobediencia (Efe. 2:2).
  • Vivimos en los deseos de la carne siendo por ellos hijos de ira como los demás (Efe. 2:3).
  • Estábamos lejos de Cristo (Efe. 2:13).
  • Eramos tinieblas (Efe. 5:8).
  • Andábamos en fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que son idolatría estando bajo la ira que es para los hijos de desobediencia (Col. 3:5-7).
  • Éramos insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. (Tit. 3:3).
  • No eramos pueblo ni habíamos alcanzado misericordia (1 Pe. 2:10).
Esta es la realidad del hombre cuando esta lejos de Dios, a mismo en la Palabra de Dios vemos la consecuencia inevitable para el corazón no arrepentido... su justo castigo:
Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios” Romanos 2:5
Como vemos en esta serie de versículos queda claro que alguien que ha nacido de nuevo, que ha tenido un arrepentimiento genuino y a depositado su fe en Cristo era sin lugar a dudas como cada uno de estos versos los describe (ya que es Dios mismo a través de su Palabra dando este veredicto no palabras de hombres) y que aquel que no ha tenido un verdadero arrepentimiento entonces aún esta caminando de esta manera hacia su propia condenación, no hay de ninguna manera un lugar “neutral” entre estos dos estados o soy redimido y reconciliado por la sangre de Cristo o soy un hijo de desobediencia y estoy acumulando ira para el día de la justa ira de Dios.

No hay duda alguna por el testimonio de la Escritura al describirnos que el hombre necesita desesperadamente arrepentirse de su condición y reconciliarse con Dios, hemos caminado mucho y lejos de Dios y en cada paso en cada momento hemos pecado en cada una de las formas y conductas que leíamos recién, con cada pecado nos hemos alejados o nos estamos alejándonos cada vez más de Dios si es que todavía no nos hemos arrepentido.

Pero cuando hablamos de la necesidad del arrepentimiento del hombre para reconciliarse con Dios, es importante remarcar que no lo manifestamos superficialmente como un “paso” para “ir al cielo” diciendo “has esto (arrepentirte) e iras al cielo”, no estamos hablando de obtener un “ticket o boleto” para acceder a un “beneficio” que en este caso es el cielo, ni tampoco que es una puerta como diciendo “¿ves esta puerta con el letrero arrepentimiento? Solo debes entrar por ella y verás como llegas al cielo” ¡No! No hermanos, no lector, estamos hablando de la necesidad del hombre de arrepentirse de su pecado, de este caminar deleitándose en ellos y con los cuales ha ofendido terriblemente a un Dios santo (Ap. 4:2), justo (Isa. 30:18), misericordioso (Sal. 86:15), bondadoso (Sal. 25:8) y fiel (Dt. 7:9), Aquel que es también todopoderoso (Apo. 4:2), omnisciente (He. 4:13), soberano (Dn. 4:35), y que es amor (1 Jn. 4:17) a este Dios hemos ofendido, de este misericordioso Dios hemos huido, nos hemos alejado, de este Dios hemos ignorado su consejo, hemos rechazado el caminar en sus preceptos, con este Dios misericordioso debemos reconciliarnos, y una de las faltas con las cuales lo hemos rechazado una y otra vez, es el estar y vivir alejados de el sin temor alguno, tal vez lees esto y piensas “yo no le he ofendido, de hecho he tratado de ser una buena persona aun mientras no caminaba en su consejo o mientras estoy considerando el seguirlo o no” bueno hay un problema con ese pensamiento, el caminar no tan mal y con toda nuestra buena intención según nuestro propio parecer pero lejos de él, no es mas que rechazarlo, ya que nosotros decidimos ser nuestros propios señores y hemos despreciado su consejo al hacerlo o incluso no hemos querido ni siquiera conocer su consejo sabiendo que estaba disponible para nosotros, al tomar un camino basado en nuestra propia sabiduría caminamos por un sendero en el cual nos alejamos más y más de él y nunca lo buscamos, lo hemos rechazado y por esto debemos arrepentirnos ya que nunca lo honramos con nuestras vidas, porque solo una vida lo honraal comenzar con un genuino arrepentimiento y fe en la sangre derramada en la cruz por su hijo Jesucristo. Es necesario arrepentirnos por nuestros pecados y buscar a Dios.


Un llamado expresado una y otra vez hacia los pecadores

Vemos en la Biblia como este mensaje se repite una y otra vez para que el hombre se reconcilie con Dios, vemos como Juan el bautista lo proclama preparando el camino a la venida de Cristo:
y diciendo (Juan el bautista): Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.” Mateo 3:2
Cristo al comenzar su ministerio lo proclamaba de la misma manera:
Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.” Mateo 4:11
También lo refleja así Marcos 1:15, y en Lucas 13:1-5 encontramos no solo este llamado al arrepentimiento sino que también la consecuencia de no hacerlo ya que unos pensaban que otros eran mas pecadores que ellos pero Jesús les responde “Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.” (v. 5) teniendo cercano el reino de Dios y la eternidad que todo hombre enfrentara sin excepción Cristo mismo les decía arrepiéntanse. Al dejar a sus discípulos Cristo les encomendó este llamado para hacerlo a todos los hombres, podemos verlo en Lucas 24:46-47:

y les dijo (Jesús): Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.”

Teniendo este claro mandato de parte de Cristo podemos corroborar la obediencia de los apóstoles a quienes le fue encomendada esta tarea a través de las hojas del libro de Hechos siendo Pedro quien le dio este mensaje a los que lo escuchaban en su primer discurso retratado en Hechos 2:14-42 notemos que el final de su mensaje fue el mismo que el de Juan el bautista y el de Cristo “arrepentios” (v.38) Pedro les había expuesto su condición a este pueblo rebelde, las profecías cumplidas en Cristo, les había mostrado la realidad de sus pecados y como se habían apartado de Dios de tal manera que sus corazones se compungieron y preguntaron: ¿qué haremos? (v.37) Pedro respondió “arrepentíos”, así mismo Pablo ante un publico, un pueblo totalmente ajeno a Dios ajeno al concepto del pecado y la ofensa que el pecado provocaba a este Dios del que Pablo predicaba, podríamos decir que es aun más fuerte el llamado ya que luego de describir a un Dios que estos oyentes no conocían las palabras de Pablo para ellos fueron:
Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan” Hch. 17:30
Hermanos y lectores es claro la necesidad del hombre de responder ante este llamado de parte de Dios, noten en este ultimo versículo aún para los que no conocían a Dios el llamado es realizado con mas ímpetu que a los hebreos a los que les hablo Pedro, “Dios manda que se arrepientan” dijo Pablo, es Dios mismo demandado arrepentimiento del hombre. Esta necesidad de arrepentimiento del hombre es urgente.

Ya para terminar esta entrada sobre el arrepentimiento quiero dirigirme a los lectores tanto hermanos en Cristo como a quienes aún no se han acercado a Dios al momento de leer estas palabras:

Si tú lector por obra de Dios estas leyendo este articulo sin antes conocer a Dios o la realidad que Su Palabra expresa sobre el hombre, pero que has sido impactado por estas verdades expuestas, no mis palabras sino la Palabra revelada de Dios en la Biblia acerca del hombre, si esta verdad te ha mostrado tu condición delante de Él de manera que no la puedes negar, quiero decirte algo, Dios no esta haciendo esto para condenarte sino que lo esta haciendo para que te vuelvas a Él, para que dejes esta carga pesaba de ganarte su favor para llegar a él, Cristo mismo dice que vengas a él con todas tus cargas que el dará descanso a tu alma ( Mat. 11:28) si te vuelves a Cristo si te diriges a él no te hechará fuera (Jn. 6:37) no necesitas reformarte o mejorarte en alguna manera antes de ir a él, Dios solo te pide que los hagas con un corazón contrito y humillado ya que si lo haces de esta manera no te rechazara (Sal. 51:17) deposita tu fe en la verdad de que Cristo pago por tus pecados y que siendo aun pecador el murió por ti (Rom. 5:8) y que por este sacrificio dice su Palabra y nunca más se acordara de tus pecados (Heb. 10:16-19) arrepientete y deposita tu fe en Cristo, este es el tiempo, he aquí el día de salvación (2 Co. 6:2) si esta realidad te produce tristeza no te preocupes ya que es de parte de Dios para salvación no te lamentes por ello ya que es la tristeza del mundo la que produce muerte no la que proviene de Dios (2Co. 7:2), una vez más te digo arrepientete y confía en Cristo.

Y si ustedes hermanos en Cristo son quienes han visto esta realidad expresada en estos textos, aquellos quienes por obra del Espíritu Santo ya han visto esta necesidad de arrepentimiento en sus propias vidas y ya han depositado su fe en Cristo, en la sangre que lava todos nuestos pecados hemos sido crucificados y resucitados juntamente con el (Rom. 6:6, Efe 2:5-6) quiero decirte especialmnte que esta realidad expuesta, tal vez una visión mas profunda del arrepentimiento de la que conocias, no es para condenarte nuevamente sino para que puedas ver aun mas claramente de donde te ha rescatado Dios, para que puedas valorar más este perdón, expresar más gratitud, hablar más de este perdón y que por esta maravillosa obra de gracia de Dios en ti le des la gloria solo a él con cada palabra y cada cosa que hagas en esta vida y puedas vivir piadosamente una vida que le agrade a Dios cada día más.

Dios los bendiga.
gustavo Morel


En la próxima entrada como dije al principio escribiré sobre la fe y el objeto de esa fe, Cristo, también es importante aclarar que la fe y el arrepentimiento son claves para reconciliarnos con Dios y son de una igual importancia no es que uno sea mas importante que el otro sino que a trávez de ambos somos reconciliados con Dios en Cristo.












1 comentario:

  1. Que bueno que te as decidido a trabajar en esta serie, que Dios te bendiga y te siga usando hno Gus.

    ResponderEliminar