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miércoles, 22 de noviembre de 2017

La Pureza, la Abstinencia y la Mujer Cristiana




Escrito por Fabienne Harford



Era bastante obvio para mí, desde el primer minuto en que conocí a Jesús, que el cristianismo significaba inscribirse para ser contracultural. Cuando les dije a mis amigos que creía en Jesús, algunos de ellos ya no querían estar cerca de mí. Cuando compartí con mi familia que creía que el diseño de Dios para la satisfacción sexual encuentra su hogar en el matrimonio, hicieron una intervención como destinada para alguien con trastorno bipolar, desesperados por convencerme de que nunca encontraría una relación saludable si descartaba las relaciones sexuales.



Luego encontré una nueva cultura que apreciaba la pureza y hacía que mi nueva cosmovisión se sintiera tan "normal" que no podía imaginarla de otra manera. Y casi viví feliz para siempre.



Excepto que, en realidad resulta que creer que la realización sexual está diseñada para el matrimonio no te convierte en un ser menos sexual. Comprender e incluso amar la visión de Dios sobre el sexo no hace que lo desees menos. La soltería presenta una serie de dificultades, pero para mí, aprender a vivir sin intimidad física ha proporcionado el mayor desafío y el sufrimiento más profundo de esta temporada.



He pasado tanto tiempo tratando de eliminar la lucha; pensando que el día en que esto no doliera sería el día en que más honraría a Dios, que quitar la tentación sería la señal de la bendición de Dios. Pero nuestro Dios parece estar en el negocio de bendecirnos, no a pesar del sufrimiento, sino a través del sufrimiento. Creo que algún día, miraré mi vida y diré con confianza que una de las mayores bendiciones que he experimentado y los regalos que he podido dar a otros ha sido el dolor de aprender a vivir sin intimidad física.




El Regalo de Abstenerse



Me duele ver a mis amistades alimentarse uno tras otro con lo que más ansío. Hay dolor al enfrentar cada mañana con el conocimiento de que hoy no habrá pan diario para esta hambre. Hay dolor mientras estoy sentándome, sintiendo como si me estuviera muriendo de hambre mientras escucho a mis amigos casados tratar de explicarme que tal alimento está sobrevalorado.



Pero ese dolor me ha enseñado cómo abrazar a mi amiga infértil y llorar con ella cuando el Día de la Madre regrese nuevamente. Ese dolor ha dado peso a mis palabras cuando le explico a una madre con tres niños que un viernes por la noche sola en un sofá realmente no es tan sorprendente como suena.



El dolor de abstenerse del placer físico en esta vida nos ofrece el regalo del anhelo de la vida venidera. Renunciando a la sombra terrenal por fe debido a que creemos tanto en la realidad celestial.



Podría ser que el dolor de una vida sin intimidad física era parte de lo que equipaba a Pablo para proclamar a través del Espíritu que morir es ganancia. Morir es ganar un cuerpo glorificado que siente y experimenta la verdad de que todas nuestras necesidades son satisfechas en Jesús. Morir es ganar la realidad celestial de que la intimidad terrenal solo puede reflejar sombras. Morir es ganar completa unidad con Dios, la plenitud del gozo, y las delicias para siempre.



El Regalo del Diseño “denegado”



No hay casi nada tan extraño y doloroso como el acto de elegir confiar en Dios sobre la fibra misma de tu propio diseño. Es difícil convencer a tu cuerpo con la idea de que no te estás perdiendo de lo que fuiste creada para disfrutar. Es desafiante no sentirse autorizada para tener relaciones sexuales. De hecho, es una de las cosas que ha hecho que me sea más difícil confiar en mi dulce y fiel Dios. Y de alguna manera - en ocasiones oscuras y aterrorizantes - me siento olvidada, traicionada y confundida porque sé que Él me conoce. Sé que Él conoce mi cuerpo y mi corazón, y sé que Él diseñó y conectó este deseo dentro de mí de la misma manera que conectó mi estómago para refunfuñar cada mañana alrededor de las 11:02 a.m. Mi hambre está diseñada para inducirme a comer. Entonces lo hago. Sin embargo, mi Padre me ha dicho que cuando tengo hambre en este sentido, debo confiar en Él y no encontrar comida para mí. Y ha considerado oportuno no darme ninguna garantía de que esta hambre alguna vez se satisfaga en esta vida.



Sin embargo, esta lucha me ha enseñado a valorar el hambre; abrazarla como un medio para obtener a Dios, en lugar de pensar en esta hambre como un enemigo. Es como ayunar. Dios nos ordena que ayunemos, pero no para que pueda probar que Él es tan bueno como una hamburguesa con queso al hacer que nuestra hambre desaparezca. El objetivo del ayuno no es que Dios elimine nuestra hambre, sino que aprendamos que en medio del hambre Él es digno de confianza. La sensación de hambre es el objetivo del ayuno. Nos enseña a tener hambre de algo mejor.



Hoy, mi cuerpo quiere algo tangible y físico para el que fue diseñado. Y hoy, no consigo tener esa cosa. Por supuesto, mi cuerpo se queja, y, como lo hace, puedo testificar que, en medio de mi hambre, Dios es digno de confianza. Estoy aprendiendo a sentir hambre de algo mejor.



No se siente bien, pero es un regalo que puedo compartir con los demás. Sentada frente a una esposa mientras explica por qué es el momento de dejar a su marido porque no está satisfaciendo sus necesidades emocionales (necesidades que son reales, válidas y diseñadas para ser satisfechas), he experimentado ese regalo. Pude mirarla a los ojos y decir que es normal, natural y bueno tener hambre de las cosas que necesita. Puedo ministrarle mirándola a los ojos y compartiendo cómo esa hambre puede ser un regalo; cómo sufrir la pérdida de sueños válidos es una oportunidad de ganar a Cristo.



Este dolor me ha bendecido al obligarme a estar totalmente con Dios: confiar en Él para mi alegría. Nuestro Dios es un Dios de placer. Él no nos está llamando al hambre porque quiere que seamos miserables. Nos está llamando al hambre porque quiere que experimentemos el mayor placer disponible para el hombre: Él mismo.



Nada suena tan tonto para el mundo como una persona que buscaría la pureza, no por un sentido de obligación religiosa, sino salido de fe de que hay un mayor placer reservado para aquellos que confiarían en el Creador. Nada hace que Dios se vea tan hermoso como cuando nosotros, que hemos probado Su bondad, usaremos nuestras vidas para testificar que renunciaremos a cualquier alegría momentánea para saborear más de Él.



Dolor de fracaso



En mis peores momentos, me siento preparada para el fracaso. He dicho a mis amigas a través de lágrimas que no sé cómo voy a perseverar a la luz de mi hambre y a la luz del llamado de gracia de mi Padre a la pureza. He levantado los puños al cielo y confesado: No siento que tenga todo lo que necesito para la vida y la piedad. Me he tendido en el suelo en la oscuridad y me he preguntado: ¿Es esta lucha la que me va a hacer abandonar al Dios que amo?



Sin embargo, cada día, a medida que el sol se pone y todavía estoy firmemente sostenida en los brazos del Padre, mi fe es desarrollada. Él no promete darme todo lo que necesito para nunca de los nunca fallarle. Él promete darme todo lo que necesito para terminar esta carrera. Y hoy lo amo; Él ha demostrado ser fiel. Él terminará la buena obra que comenzó en mí.



He fallado. Me avergüenza decir que son más los días en esta vida en los cuales me he comportado como una huérfana en vez de como una hija. A pesar de la provisión adoptada y prometida, me he negado a confiar. En cambio, he tomado para mí lo que no se me ha dado. Pero Él nunca me ha abandonado. Le he intercambiado por los placeres fugaces de este mundo muchas veces como para ser contados, pero Él nunca me ha cambiado. Y Él nunca me cambiará. Él me conoció en el chiquero y me ha llevado a casa. Incluso a través de mi fracaso, me ha dado el don de confiar en Él hoy aún más que ayer.



Bendecida en el Sufrimiento



Hay partes de mi testimonio que odio; que me gustaría reescribir. Pero incluso en mi fracaso, Dios ha escrito mi vida con Su divina gracia. Quizá esta lucha, más que ninguna otra, me ha hecho más como Cristo al forzarme a invertir en Su curriculum en vez que en el mío.



Hoy, para poder adorar a Dios, mi cuerpo necesita estar hambriento. Hoy, Él me está dando el bendito dolor del hambre, porque es la única forma en que voy a llegar a casa. Él ha prometido hacer lo que sea necesario para llevarme a Su casa junto a Él.



Si estás avergonzada, si has fallado, descansa tu corazón en el hecho de que el evangelio fue hecho para ese tipo de momentos. No tenemos un gran sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades. Alabado sea Dios de que tenemos a Jesús, que ha caminado en soltería; fue tentado en todos los sentidos, pero nunca sucumbió. Así que acércate a Él en arrepentimiento y fe, y recibe misericordia y encuentra la gracia para ayudarte en tu tiempo de angustia.





Sobre la autora:


Fabienne Harford vive en Austin, Texas, donde trabaja como directora de capacitación para mujeres en The Austin Stone Community Church. Puede encontrar más ideas de Fabs en fabsharford.com.



Publicado originalmente en:

https://www.thegospelcoalition.org/article/sex-and-the-single-woman/



Traducción:

Pamela Morales


2 comentarios:

  1. La mujer al igual que el hombre deben permanecer Limpios y puros para Dios y dedicarse a él en plenitud.

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  2. No se porque siempre la mayoría de temas, comentarios, reflexiones, enseñanzas y escrito de mujeres para mujeres son en su gran mayoría temas sexuales y cosas así; lo digo con el mayor de los respetos, ademas en el grupo de mujeres de mi iglesia casi siempre es el tema predilecto, y ahí Cristo no es el centro; ¿ que pasará con las mujeres? Se mueren por tener sexo? ¿ el hambre sexual las tiene tan desesperadas que en su mente y corazón solo piensan en sexo ? ¿que pasa? Sus temas " teologícos" y de estudios, todos giran en entorno a todo lo que tiene que ver con temas sexuales. Eso me deja convencido el gran error en el que estamos; se piensa y se dice que nosotros los hombres somos mas débiles en esa parte y mas dado a hablar de eso y cosas así, pero lo que me he venido dando cuenta, es que es, totalmente todo lo contrario.
    En mi caso nos hemos reunido solo hombres, y en reunión de lideres es solo hombres y nunca a nadie se nos ha dado por hablar de sexo, ni placeres sexuales ni esto ni lo otro, y o es porque seamos los mas santos, lo mas fuertes no; simplemente es porque de la abundancia del corazón habla la boca. Y parece que eso es lo que abunda en el corazón de la mujer cristiana, ahora como será para la no cristiana. Nos reunimos a hablar de Cristo, a estudiar su palabra, donde El y solo El es el mas anunciado y el centro de esa reunión.

    Paz y Gracia.

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